Terciopelo

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A veces, y solo un instante, aparece terciopelo en la mirada, como si entre nosotros y la realidad se interpusiera un velo sutil  que nos envuelve, torna todo más suave y nos reconforta.

Desearíamos permanecer así eternamente, reteniendo el aliento, apenas vivos, y atrapados en ese fugaz destello; pero el momento ya inerte se queda atrás. Hemos de seguir la senda del tiempo, que nos lleva, invariable, siempre hacia adelante.

Solo nos queda rebuscar en la mochila del viaje aquel resto del camino que dejamos, con el paisaje que vivimos, los aromas que sentimos y los cielos que soñamos. Es entonces cuando la magia aparece. Y por un instante, nos llena la mirada.